El filósofo griego Diógenes se pasaba el día con una lámpara buscando
hombres nobles. Por falsificar billetes con su padre los desterraron de su
tierra natal. Vivía como un vagabundo en
Atenas haciendo de la pobreza una gran virtud. Pertenecía a los llamados
Cínicos. Este nombre probablemente se debe a que tanto el maestro como los
discípulos eran relacionados con los perros, por su forma sencilla de
vivir. Los llamaban kynicos, que viene de kyon,
perro. …”Quienes comenzaron a apodar a Diógenes como "el perro"
tenían la clara intención de insultarle con un epíteto tradicionalmente
despectivo. Pero el paradójico Diógenes halló muy apropiado el calificativo y
se enorgulleció de él. Había hecho de la desvergüenza uno de sus distintivos y
el emblema del perro le debió de parecer adecuado para defender su conducta.
Los motivos por los que se relaciona lo cínico con lo canino son: la
indiferencia en la manera de vivir, la impudicia a la hora de hablar o actuar
en público, las cualidades de buen guardián para preservar los principios de su
filosofía y, finalmente, la facultad de saber distinguir perfectamente los
amigos de los enemigos. Diógenes decía irónicamente de sí mismo que, en todo
caso, era "un perro de los que reciben elogios, pero con el que ninguno de
los que lo alaban quiere salir a cazar".”
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